Era unha muller mui folgazana, e non quería traballar. Polo que pasaba fame e estaba tan fraca que daba pena vela. Un día on veciños foron canda ela e dixéronlle: - Mira,coma ti calquera día morres de pé e nos andamos atareados no traballo, imos levatarte ó cemiterio e asi queda o traballo feito. Asi fixeron, e cando pasaba o entierro por dianta de unha casa, saliu inha muller caritativa que dixo: -Non a enterredes, que lle dou eu unha fanega de pan. Pero, en esto, levantou a cabeza a vella fogazana, e preguntóu: -Ise pan, ¿é crudo ou cocido? E, cando lle dixeron que crudo, contestóu: -Pois que siga o enterro.
Traducción
Era una mujer muy holgazana, y no quería trabajar. Por lo que
pasaba hambre y estaba tan flaca que daba pena vela. Un día los vecinos fueron con ella y le dijeron: -
Mira,coma tú cualquier día mueres de pie y nos andamos atareados en el trabajo, vamos levantarte al cementerio y así
queda el trabajo hecho. Así hicieron, y
cuando pasaba el entierro por delante de una casa, salióuna mujer caritativa que dijo: -No la
enterréis, que le doy yo una fanega de pan. Pero, en esto, levantó la
cabeza la vieja holgazana, y preguntó: -Ese pan,
es crudo o cocido? Y, cuando le dijeron
que crudo, contestó:
-Pues que siga el entierro.
Había una
vez un hombre que debía mucho dinero, tanto dinero debía que debía hasta a el
cartero. Para que le perdonasen, se hizo el muerto. El hombre
se encerró en un ataúd y la gente, que pensaba que estaba muerto, lo
llevaron ala ermita del pueblo.
Se le
ocurrió esta idea porque se había enterado de que unos ladrones iban a
robar en el pueblo, y que iban a esconder el dinero en en la ermita, así que decidió esconderse en el ataúd para asustarles,
llevarse el dinero y pagar lo que debía.
La noche del robo los tres hombres llegaron al la ermita con el dinero. Cuando vio que los ladrones estaban ocupados contando el dinero, salio del ataúd y les asusto. Los ladrones salieron corriendo de la ermita. Aunque siguieron robando no volvieron a acercarse a la ermita nunca más. Al final el hombre pudo pagar sus deudas y seguir con su vida normal sin deber a nadie dinero.
Esta es la historia del gallo
Quirico, que iba a la boda de su tío Perico, en el camino, se encontró un
gusano en una charca:
-¿Dónde vas gallo Quirico?
–Preguntó el gusano-.
-Voy a la boda de mi tío
Perico. –Respondió amablemente el gallo Quirico-.
-¿Por qué no me llevas
contigo?
-Muy bien, te llevaré dentro.
Y sin poder resistir la
tentación el gallo se tragó el gusano ensuciándose el pico.
Tropezó con la hierba y le
dijo:
-"Hierba límpiame el
pico que voy a la boda de mi tío Perico.
-¡Muy bien, gallo Quirico!,
pero antes dime: -¿Dónde está el gusano?
-No sé, no lo he visto.
-Gusano, gusano, ¿Dónde
estás que hoy no te he visto? –Preguntó la hierba-.
-Aquí estoy en la tripita del
gallo Quirico que me lleva a la boda de su tío Perico. –Respondió, ingenuamente
el gusano-.
-Mal bicho Quirico, como me
has mentido, ¡toma, toma! límpiate tú el pico.
Continuó andando y se
encontró con la oveja y le dijo:
-Oveja cómete la hierba, que
no ha querido limpiarle el pico, para ir a la boda de su tío Perico.
-¡Muy bien, gallo Quirico!,
pero antes dime: -¿Dónde está el gusano?
-No sé, no lo he visto.
-Gusano, gusano, ¿Dónde
estás que hoy no te he visto? –Preguntó la oveja-.
-Aquí estoy en la tripita del
gallo Quirico que me lleva a la boda de su tío Perico. –Respondió, ingenuamente
el gusano-.
-Mal bicho Quirico, como me
has mentido, ¡toma, toma! límpiate tú el pico.
Buscó un palo y le dijo:
-Palo pega a la oveja, que no
había querido comerse la hierba, que no le había limpiado el pico, para ir a la
boda de su tío Perico.
-¡Muy bien, gallo Quirico!,
pero antes dime: -¿Dónde está el gusano?
-No sé, no lo he visto.
-Gusano, gusano, ¿Dónde
estás que hoy no te he visto? –Preguntó el palo-.
-Aquí estoy en la tripita del
gallo Quirico que me lleva a la boda de su tío Perico. –Respondió, ingenuamente
el gusano-.
-Mal bicho Quirico, como me
has mentido, ¡toma, toma! límpiate tú el pico.
Y como el palo no quiso, fue
en busca del fuego y le dijo:
-Quema el palo, que no quiso
pegar a la oveja, que no quiso comerse la hierba, que no quiso limpiarle el
pico, para poder ir a la boda de su tío Perico.
-¡Muy bien, gallo Quirico!,
pero antes dime: -¿Dónde está el gusano?
-No sé, no lo he visto.
-Gusano, gusano, ¿Dónde
estás que hoy no te he visto? –Preguntó el fuego.
-Aquí estoy en la tripita del
gallo Quirico que me lleva a la boda de su tío Perico. –Respondió, ingenuamente
el gusano-.
-Mal bicho Quirico, como me
has mentido, ¡toma, toma! límpiate tú el pico.
Y como el fuego no quiso
quemar el pelo, tropezó con el agua y le dijo:
-Que apagara el fuego, que no
quiso quemar el palo, que no quiso pegar a la oveja, que no quiso comerse la
hierba, que no quiso limpiarle el pico para ir a la boda de su tío Perico
-¡Muy bien, gallo Quirico!,
pero dime: -¿Dónde está el gusano?
-No sé, no lo he visto.
-Gusano, gusano, ¿Dónde
estás que hoy no te he visto? –Preguntó el agua-.
-Aquí estoy en la tripita del
gallo Quirico que me lleva a la boda de su tío Perico. –Respondió, ingenuamente
el gusano-.
-Mal bicho Quirico, como me
has mentido, ¡toma, toma! límpiate tú el pico.
Después de tanto vapuleo,
arrepentido el gallo Quirico, vomitó intacto el gusano, y el agua no tuvo que
apagar el fuego, el fuego no quemó el palo, el palo no pegó a la oveja, la
oveja no se comió la hierba, y la hierba limpió el pico del gallo Quirico que
por fin, feliz y contento pudo asistir a la boda de su tío Perico.
Hace muchos años, cuando los cristianos llegaban a Santiago de
Compostela desde los lugares más lejanos de Europa, un peregrino caminaba por
un camino solitario sin más equipaje que un zurrón con escaso alimento.El peregrino
había recorrido ya muchos miles de kilómetros e iba confiado, atento solamente
a sus oraciones y muy ajeno a lo que de un momento a otro iba a sucederle, para
su desgracia.
Un ladrón, que acechaba el paso de los peregrinos, se ocultó entre los
arbustos, salto sobre el peregrino y le arrebató el zurrón. Pero furioso por la
pobreza de su contenido, molió a palos al buen cristiano, que a duras penas
pudo seguir su camino.Por suerte fue atendido por otros peregrinos que lo encontraron y, ya
repuesto, pudo seguir hasta Santiago, donde rogó al Santo por la conversión de
los pescadores.
Y sucedió que, en el camino de regreso, hallo malherido al ladrón que a
la ida le había asaltado. Tenía una fea herida, consecuencia de ataque a gentes
honradas que se habían defendido, y hubiera muerto sin cuidados del peregrino,
que lo llevó cargado a sus espaldas hasta un lugar habitado.
Sin duda, durante el largo caminar, el ladrón pensó seriamente en su
vida, pues prometió que si se curaba peregrinaría hasta Santiago para pedir el
perdón del Santo.
Y se curó, y en adelante llevó una vida ejemplar, dedicado a prestar su
ayuda a los peregrinos.
¡Hola visitantes de los Suspiros Del Dragón!
Aquí os dejamos el callejero literario de Móstoles, hecho por los alumnos de 2ºD del instituto Manuela Malasaña. Disculpad los errores y, por favor, comentad.
Esta es la historia de Mr. Morris Lessmore, el
gran Escritor.
Un día en el que nuestro viejo amigo estaba
escribiendo una novela fantástica sobre
su vida un gran tornado arraso su ciudad por completo, sin dejar ni un solo
rastro sobre civilización en muchos kilómetros a la redonda. Él lucho por
sobrevivir de aquel espantoso tornado y por no perder su tan apreciado libro
que había escrito los últimos días.
Cuando Mr. Morris consiguió recuperar su libro,
la tormenta ya había cesado y lo único que encontró allí fue un paisaje
desolado, lleno de edificios destruidos y de personas abandonas, en lo que un
día fue una magnifica ciudad. Se sintió tan aterrorizado que su cuerpo se
volvió triste y gris.
Durante un largo rato estuvo caminando por un
sendero, sin un rumbo fijo, cuando, de pronto, sin poder creer lo que veían sus
ojos, observo a una mujer que era transportada por unos…¡libros voladores! No se
lo pudo creer hasta que uno de ellos, posado sobre el hombro de la muchacha,
bajo y le dijo:
-Hola, ¿te gustaría ser un Gran Escritor?
Mr. Morris, algo desconcertado le dijo:
-Su… supongo.
-Entonces-dijo el libro-acompáñame hasta tu
nueva casa, La Gran Biblioteca.
-Vale pero antes de eso ,¿me podrías decir
porque es que puedes hablas
-Lo siento, es un secreto y solo lo sabrás
cuando “vueles”.
Cuando llegaron a La Gran Biblioteca, una
enorme biblioteca que Mr. Morris nunca podría haber imaginado, nuestro amigo
Morris recupero su color, porque quedo tan fascinado que no paro de mirarla
durante más de media hora:
-Esta es La Gran Biblioteca,¿ a que es bonita?-dijo
el libro, que por cierto se llamaba Ángela, como el nombre de su autora.
-Sí, es preciosa-coincidió Mr. Morris.
Los primeros días en La Gran Biblioteca fueron
un poco aburridos. Un día un libro muy antiguo, que trataba sobre la
astronomía, estaba muy enfermo y Mr. Morris decidió curarlo. La operación fue
muy dura y consiguió arreglarlo, pero el libro seguía sin responder:
-¿Qué e de hacer?-preguntó Mr. Morris.
-Debes leerlo y así recuperara su vida-le
contesto Ángela.
Mr. Morris leyó y leyó hasta que el viejo libro
de astronomía recuperó su magia. Desde aquel día Mr. Morris decidió escribir su
libro y ayudar a la gente a recuperar su espíritu y hacer desaparecer el gris
de su esencia leyendo libros.
Pasaron muchos años y Mr. Morris se hizo viejo,
aunque consiguió terminar su magnífico libro. Él sabía lo que le iba a pasar.
Mr. Morris se despidió de sus libros voladores, cuando de repente un gran
numero de libros le rodeaban para poder volar y ejecutar su viaje hacia el
cielo:
-Adiós Mr. Morris y buena suerte-dijeron los
libros
-Lo mismo digo mis pequeños libros.
Cuando Mr. Morris se alejaba hacia el cielo,
comprendió porque los libros hablaban y volaban.
Los libros voladores se fueron tristes hacia La
Gran Biblioteca, cuando de repente una niña se acercaba hacia ellos. De repente
todos los libros se dieron la vuelta y el más joven, Mr. Morris, le dijo:
-¿Te gustaría ser una Gran Escritora?
Y la futura mejor Gran Escritora le dijo:
-Sí, mucho, ¿pero cómo es que podéis hablar y
volar?
Bienvenidos todos a este blog de clase. Se trata de la casa de todos nosotros para este curso, así que procuremos mantenerla limpia y no ir dejando tiradas faltas por el suelo... que luego hay que ir barriendo.